Recorriendo Potsdam sin preocupaciones

Alter Fritz, el viejo Fritz. Así llaman cariñosamente los alemanes al rey Federico II, el Grande, que en el S. XVIII consolidó la presencia del reino de Prusia en el mapa de las potencias europeas. Durante el verano europeo de 2012, la ciudad de Potsdam am Haveland, distante sólo 24 km de la capital alemana, celebrará el 300° aniversario del nacimiento del viejo Fritz, el soberano que hizo de la villa cercana a Berlín una verdadera ciudad palaciega a la que muchos definen como la Versalles alemana.

Jardines de Sans Souci

El palacio de Sans Souci, residencia favorita de Federico II de Prusia.

Parece ser que entre las aficiones del viejo Fritz no estaba precisamente la de pasar tiempo con su esposa. Es más, cuentan las malas lenguas que ni siquiera era muy afecto a las mujeres. Por eso, el rey mandó a construir en las afueras de Berlín una residencia en la que pasar los meses más calurosos lejos de la reina. El palacio se llamó “Sans Souci”, que en francés significa “sin preocupaciones”. Allí recibía invitados con los que se entretenía a su gusto. Como buen monarca ilustrado, Federico no buscaba solamente pasar el rato, de manera tal que entre los ocasionales huéspedes de Sans Souci resuenan varios nombres de pensadores ilustres con los que mantenía largas conversaciones, en particular el de Voltaire, que pasó varios veranos en uno de los más bellos “Apartements” (habitaciones de invitados) del palacio. No eran poco frecuentes las tertulias intelectuales en las que se discutían fogosamente temas de política, ciencia y economía.

La ciudad de Potsdam, surcada por el río Havel, capital del estado de Brandemburgo, fue declarada en 1990 como “Patrimonio Cultural de la Humanidad” por la UNESCO. Rica en historia y arquitectónicamente bella, su visita es casi obligada para los turistas que se acercan a Berlín, ya que se puede acceder a ella en tan sólo media hora de tren desde la capital alemana.

Potsdam propone al visitante varias atracciones además del complejo palaciego de Sans Souci. Es en esta ciudad, por ejemplo, donde tuvieron lugar las célebres conferencias de agosto de 1945, entre Roosevelt, Churchill y Stallin, en el transcurso de las cuales se decidió, entre otras cosas, lanzar la bomba atómica sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.

Park Sans Souci

detalle del palacio de Sans Souci

Sans Souci fue evolucionando y es mucho más que un palacio prusiano. Actualmente, se puede visitar el complejo llamado “Park Sans Souci”, que cuenta con innumerables jardines y bellísimas edificaciones que Federico II mandó a construir a lo largo de su reinado. Sin duda, la perla del complejo es el Schloss Sans Souci, de estilo rococó. La visita al palacio incluye una audioguía que no sólo resalta la bella decoración interior del mismo, sino que además relata aspectos muy interesantes de la vida y reinado de Federico II.

Dada la enorme cantidad de turistas que pretenden visitar el palacio, el ticket de admisión señala el horario exacto en que se deberá realizar la visita. Asegúrese de estar en la puerta de entrada de la parte posterior de la edificación unos minutos antes de la hora indicada. En la oficina de turismo ubicada en la estación central de Potsdam (Potsdam Hauptbahnhof) pueden adquirirse tickets para excursiones guiadas así como para los diferentes palacios de la ciudad. Quizás le resulte conveniente comprar las entradas allí ni bien llega a Potsdam para asegurarse la visita al Schloss Sans Souci.

Schloss Sans Souci

Una vez dentro del palacio, el tour dura aproximadamente media hora. Entre las perlas de la construcción se encuentran la Sala de Mármol, la exquisita biblioteca circular donde Federico solía mantener charlas de corte intelectual con sus invitados y las habitaciones de huéspedes, todas decoradas en diferentes estilos. Me impactaron particularmente los Salones de Porcelana, donde solía alojarse Voltaire durante sus visitas a Prusia. Se trata de una serie de recámaras con incrustaciones de porcelana que representan coloridos frutos y animales exóticos, como cigüeñas y monos capuchinos, que otorgan al lugar un aspecto extrañamente selvático.

Habitaciones de Voltaire

El Salón con incrustaciones de porcelana donde solía alojarse Voltaire

Junto al castillo, se encuentra la modesta tumba del viejo Fritz y las de sus once galgos favoritos. Prusiano hasta la médula, Federico pidió ser enterrado sobriamente a la vera de su residencia preferida. Sobre la tumba del rey siempre hay esparcidas algunas papas, que son dejadas allí por los visitantes alemanes, quienes mediante este ritual agradecen al monarca por haber introducido este vegetal en la dieta prusiana en tiempos en que una brutal hambruna azotaba al reino.

Tumba de Federico II

La modesta tumba del rey Federico II, sobre la cual los alemanes dejan papas en ofrenda

En el S. XVIII, viajar no era aventura fácil, de modo tal que el monarca predilecto de la dinastía Hohenzollern, traía los sitios remotos hasta su residencia de verano. Es así que podemos encontrar en el Parque Sans Souci falsas ruinas romanas, jardines al estilo siciliano, una primorosa casa de té china al más puro estilo oriental, o una “Orangerie” de estilo renacentista italiano, que el rey hizo construir para propiciar el cultivo de cítricos en la región. También intentó criar gusanos de seda para evitar los altos costos de importar las telas desde Oriente. Lamentablemente, los bichitos sucumbieron ante las inclemencias del severo invierno alemán. El único recordatorio que de ellos queda es el nombre de una ancha y arbolada avenida que conduce hacia el Neues Palais, la Maulbeeralee, cuya denominación hace referencia a los árboles donde crecen los gusanos de seda.

Orangerie

La Orangerie, en estilo renacentista italiano

Neues Palais

Tras resultar vencedor en la Guerra de los 30 años, Federico II se vio en la obligación de construir un nuevo palacio, que reflejara el poderío de la surgiente Prusia un poco mejor que el pequeño Sans Souci. Lo bautizó simplemente “Neues Palais”, mezclando el idioma de su patria con el francés, tan en boga durante el S. XVIII. En estos  momentos, el palacio está siendo restaurado y se espera su reapertura para celebrar el 300° cumpleaños del viejo Fritz en el verano europeo de 2012.

El Neues Palais fue construido con la intención de impresionar. El rey lo utilizaba sólo para recepciones de Estado y prefería refugiarse en Sans Souci. Su habitante más ilustre fue su descendiente, el Kaiser Guillermo, primer rey de Alemania, tras la unificación de los reinos germanos en 1870.

Para no cortar con el esplendor estético del palacio, frente a él se levantan dos construcciones más pequeñas pero igualmente bellas. Se trata de la cocina y la lavandería que servían al Neues Palais. A pesar de que sus habitantes no eran nobles ni mucho menos, el rey no podía permitir que las vistas desde las ventanas de su nuevo palacio no estuvieran a la altura del alto status recientemente adquirido por Prusia.

Quienes puedan visitar el castillo tras su reapertura podrán ver en todo su esplendor la magnífica Grottensaal, en estilo rococó, los salones destinados a los preparativos previos a las cacerías, el teatro real, la cámara destinada a los banquetes, recubierta íntegramente en mármol de Carrara, y las habitaciones privadas del rey.

Neues Palais

La bella fachada del Neues Palais

Palacio de Cecilienhof

El palacio de Cecilienhof, alejado del Parque Sans Souci, fue la última residencia de la dinastía Hohenzollern. Fue construído en estilo Tudor y cuenta con unos hermosos jardines, entre los que destaca el Kindergarten, o “Jardín de los Niños”, donde los arbustos son prolijamente podados para semejar ardillas, conejos y chupetes. Sólo doce de sus más de cien chimeneas son funcionales. El resto son solamente piezas decorativas que le dan al palacio un toque travieso y estructurado a la vez.

CecilienhofFrente a la entrada principal, el visitante podrá observar un cantero con una enorme estrella de flores rojas. El arreglo floral se mantiene tal como lo concibió Stalin, anfitrión de las conferencias que se celebraron en Cecilienhof en agosto de 1945. Allí se reunió con Truman y Churchill para sellar los acuerdos que dividirían a Alemania en cuatro zonas militarizadas. También fue durante las conferencias que los “Tres Grandes” acordaron arrojar la bomba atómica para forzar la rendición de Japón. La visita al interior del palacio se centra en las oficinas de las delegaciones del Reino Unido, Rusia y Estados Unidos, que se mantienen tal como eran al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

Entrada del palacio de Cecilienhof

La estrella de flores rojas que ordenó plantar Stalin frente a la entrada del Palacio Cecilienhof para las conferencias de Potsdam de 1945

Muy cerca del palacio de Cecilienhof se encuentra el puente Glienicker. Podrá observar que el puente está pintado mitad de verde claro y mitad de verde oscuro. El motivo es que este puente-frontera entre la República Democrática y República Federal Alemana servía como punto de intercambio de espías. Durante la Guerra Fría, cada tanto ambos lados liberaban a los agentes capturados del bando contrario haciéndolos pasar al otro extremo del puente.

Más allá de los palacios

Brandemburger Tor

También en la Luisenplatz de Potsdam hay una Puerta de Brandemburgo, más pequeña pero más antigua que la de Berlín

Potsdam es una ciudad bellísima, con muchos rincones que merecen ser visitados.  La pintoresca Brandenburger Strasse es la calle principal de la ciudad. Nace en la Luisenplatz, donde se erige una Puerta de Brandemburgo más pequeña pero más antigua que la de Berlín, y se extiende por alrededor de unos 500 ó 600 metros del más puro estilo alemán hasta desembocar en el pintoresco barrio holandés, donde el visitante tiene la sensación de encontrarse en los Países Bajos. Federico II hizo construir casas en estilo flamenco para que allí residieran los albañiles holandeses que empleaba en la construcción de sus palacios. Más extraño aún  le resultará saber que existe, no muy lejos de allí, una colonia rusa, Alexandrowka, donde el viejo Fritz albergaba a los integrantes de un coro de 13 cantantes rusos que amenizaban sus tertulias de Sans Souci. Durante la Guerra Fría, Alexandrowka se convirtió en el cuartel general del ejército soviético en Alemania y recibió el sombrío apodo de “zona prohibida”.

Si tiene aún más tiempo, explore los estudios cinematográficos de Babelsberg, donde se rodaron películas como “Operación Walkiria” o “Bastardos sin Gloria” y que aún hoy siguen en actividad. O tome una excursión en barco por el romántico río Havel. Potsdam no lo decepcionará.

Centro de Potsdam

Típicas construcciones de estilo alemán en el centro de Potsdam

Informaciones Prácticas: Para llegar a Potsdam desde Berlín tome la línea S7 del S-Bahn hasta la estación terminal Potsdam Haupbahnhof. El trayecto se recorre en aproximadamente una media hora desde el centro de la capital alemana. En la misma estación central de Potsdam se encuentra la oficina de turismo de la ciudad, que no abre sino hasta las 9:00. Esta dependencia no sólo ofrece información turística, sino que también funciona como punto de venta de tickets para excursiones y sitios de atracción de la ciudad. Frente a la estación se encuentran las paradas de incontables buses que lo llevarán a diferentes puntos de la ciudad. El 606 y el 695 llevan tanto al centro como al palacio Sans Souci. Los buses de las visitas guiadas, que duran entre 3 y 5 horas, salen de la parte posterior de la estación.

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